Planteé al alumnado una serie de posibles causas de los resultados académicos para que éste determinara si dependían de él o no y concretara cómo podía controlar o modificar las causas que dependían de él. Dejé unos minutos para que el alumnado pudiera meditar y escribir su reflexión y después pusimos en común las respuestas.
En general, el alumnado consideró que las causas que podía controlar eran las siguientes.
- La inteligencia
- El esfuerzo.
- La forma de estudiar.
- Los hábitos de trabajo y estudio.
- La constancia.
- La perseverancia.
- Las propias habilidades hacia una asignatura.
- La actitud en clase.
Posteriormente el alumnado sugirió cómo se podían controlar y modificar estas causas.
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