Primero, leí y aclaré las preguntas que el alumnado tenía que responder. Luego, dejé unos quince minutos para que los estudiantes pudieran contestar a las cuestiones planteadas. Finalmente, dediqué un tiempo para que el alumnado pudiera comentar sus respuestas. En dicha puesta en común, me llamaron la atención los siguientes aspectos.
- La mayor parte de la clase contestó que estudiaba para tener un buen futuro.
- Sólo dos alumnos admitieron que no les gustaba estudiar y que lo hacían por obligación.
- Todo el alumnado tiene muy claro los comportamientos propios de un estudiante motivado y los de un estudiante no motivado.
- Todo el grupo coincidió en afirmar que estudiar para aprender es mejor que estudiar para evitar castigos.
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